Mr M.
Estas palabras de Gabriel Celaya se las dedico a Miguel, mi amigo.
Como él bien sabe, las conversaciones que tenemos son alimento para mi espíritu - seguro que discutiríamos sobre esa palabra si estuviese aquí-
Oye, Mr. M., que no te atrapen 'los madriles' como a tu hermano y podamos disfrutar de tu compañia a no mucho tardar.
'Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones, me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice: "Estaba justamente pensando en ir a verte." Y hablamos largamente, no de mis sinsabores, pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme, sino de cómo van las cosas en Jordania, de un libro de Neruda, de su sastre, del viento, y al marcharme me siento consolado y tranquilo, ¿no es la felicidad lo que me vence? Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo; pasar por un camino que huele a madreselvas; beber con un amigo; charlar o bien callarse; sentir que el sentimiento de los otros es nuestro; mirarse en unos ojos que nos miran sin mancha, ¿no es esto ser feliz pese a la muerte? Vencido y traicionado, ver casi con cinismo que no pueden quitarme nada más y que aún vivo ¿no es la felicidad que no se vende? '
(Gabriel Celaya: De claro en claro)
Como él bien sabe, las conversaciones que tenemos son alimento para mi espíritu - seguro que discutiríamos sobre esa palabra si estuviese aquí-
Oye, Mr. M., que no te atrapen 'los madriles' como a tu hermano y podamos disfrutar de tu compañia a no mucho tardar.
'Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones, me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice: "Estaba justamente pensando en ir a verte." Y hablamos largamente, no de mis sinsabores, pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme, sino de cómo van las cosas en Jordania, de un libro de Neruda, de su sastre, del viento, y al marcharme me siento consolado y tranquilo, ¿no es la felicidad lo que me vence? Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo; pasar por un camino que huele a madreselvas; beber con un amigo; charlar o bien callarse; sentir que el sentimiento de los otros es nuestro; mirarse en unos ojos que nos miran sin mancha, ¿no es esto ser feliz pese a la muerte? Vencido y traicionado, ver casi con cinismo que no pueden quitarme nada más y que aún vivo ¿no es la felicidad que no se vende? '
(Gabriel Celaya: De claro en claro)
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